martes, 19 de octubre de 2010

Se agrava el conflicto en el ejido chiapaneco de Mitzitón

Hermann Bellinghausen
Periódico La Jornada
Martes 19 de octubre de 2010

San Cristóbal de las Casas, Chis. 18 de octubre. La confrontación de grupos de pobladores indígenas en el ejido Mitzitón, en la región rural de San Cristóbal, ha entrado en una nueva fase. Los adherentes a la otra campaña demandan la reubicación de los que denominan "no cooperantes" (muchos de ellos son miembros del Ejército de Dios, de la iglesia evangélica Alas de Águila), acusándolos de agresiones y diversos delitos. Ante ello, Esdras Alonso González, dirigente de dicha iglesia, dirigió el mes pasado una misiva al secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora.

En ella solicita al gobierno federal intervenir contra los ejidatarios de la otra campaña y los organismos "extranjeros" que los apoyan, "en primer lugar" el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (CDHFBC), que en los últimos años "se ha constituido como vocero incansable del grupo armado Ejército Zapatista de Liberación Nacional". Un sector de dicho movimiento, "disfrazado" como de la otra campaña, "no cesa de provocar y crear desestabilización".

Según Alonso González, el CDHFBC implementa campañas "desacreditando las acciones" del gobierno para "contrarrestar" la pobreza. "Está empecinado en impedir el avance de los programas de gobierno en los ejidos". Además, "constantemente manifiesta que el Ejército de Dios somos un grupo religioso paramilitar y de choque, que hostigamos a la comunidad prozapatista y nos hemos convertido en grupo delictivo". Estas declaraciones "están causando mucha confusión en el gremio evangélico".

Manifiesta "total respeto a nuestras autoridades federales, estatales, municipales y sus instituciones; somos una organización civil que impulsa el desarrollo social; en ningún momento hemos recurrido a medios violentos". Niega ser un grupo armado. Sostiene que los conflictos en los Altos "obedecen a la presencia de activistas y organizaciones nacionales, así como a la participación de extranjeros agrupados a la red social que coordina el CDHFBC".

Menciona una decena de organizaciones solidarias con las comunidades, no sólo zapatistas. Según el ex pastor Alonso, éstas "aportan los recursos económicos, asesoran, promueven proyectos a los grupos infiltrados para impulsar su proyecto de autonomía, desestabilizando al Estado mexicano, dividiendo a las comunidades, desconociendo a las autoridades plenamente constituidas, tratando de tomar control de las zonas rurales y explotar irracionalmente sus recursos naturales".

Un ejemplo, añade, son los adherentes a la otra campaña, quienes "valiéndose del chantaje, la mentira, la incitación a la violencia y los bloqueos de carreteras condicionan a la autoridad para que no sean sometidos al orden legal". Considera "muy lamentable que se opongan al desarrollo de Chiapas" ante el "excelente trabajo" del gobernador Juan Sabines Guerrero, "sin distinción partidista".

Alonso demanda a Blake Mora investigar "la calidad migratoria de los activistas y organizaciones extranjeras" que establecen "modelos separatistas en las comunidades indígenas, como escuelas y poblaciones autónomas". También que se "investigue el flujo de recursos económicos de procedencia extranjera, que alimenta al CDHFBC y sus redes de organizaciones sociales que tienen como objetivo desacreditar los esfuerzos del actual gobierno".

Alega que el CDHFBC "alimenta una campaña de odio" contra la iglesia Alas de Águila, "a la que llama grupo paramilitar, utilizando la misma estrategia que en el caso Acteal en 1995" (sic). Responsabiliza "de cualquier hecho violento" en Mitzitón a "sus dirigentes, Diego Cadena y el obispo (de Saltillo, Coahuila) Raúl Vera López", y pide a la Procuraduría General de la República acción penal "contra los desestabilizadores".

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